La muestra de Andrés Paredes se despidió con magia y música
del museo Lucas Braulio Areco. Ese jardín de ensueño creado por el artista plástico
apostoleño deleito a los capitalinos y ahora busca nuevos rumbos donde seducir
a propios y extraños, proponiendo al espectador, abstraerse en la
atemporalidad, entre instrumentales quirúrgicos, marañas selváticas, insectos,
sonidos y tramas.
Para despedirse de Posadas, la curadora de la muestra Alicia
Menises organizó un cierre con una performance musical en vivo a cargo de los
músicos Marissa González y Leo Rojas. Los músicos en concordancia con la visión
de Paredes, propusieron un recorrido por lo que denominaron “Ante la Exuvia, el
Jardín”, espacio audio-visual que formuló una manera de ver y pensar ambos
aspectos de la muestra en su totalidad.
Ante cada cuadro de la antesala de la Exuvia, fue musicalizado
por esta dupla de talentosos músicos, quienes desde su percepción sonora buscaron
llevar la mente de los presentes al mundo invisible de la obra de Andrés.
“Voces de teal”, “Enramada”, “Lluvia de cocos”, “Sabor a
pitanga”, fueron algunas de las obras que guiaron a los presentes por el jardín
musical que culminó en la Exuvia y el Sonido de la piel.
La sala del museo se colmó de amantes del arte, artistas plásticos,
músicos, personajes de las letras misioneras, graffiteros, performers entre tantos
que se deleitaron con la muestra audiovisual.
La performance comenzó a las 20,30 horas con la lectura de Javier
Chemes de su visión de la muestra y lo que despierta esa exquisita muestra
audiovisual. Luego los músicos deleitaron por cerca de media hora con esas
canciones que llevaron al mundo de las ensoñaciones de los jardines donde cada
uno vivió su infancia.
Luego de la performance musical, los presentes recorrieron nuevamente
la muestra, recreando las emociones que les generaron cada obra y la música que
ambientaban el museo.
Andrés Paredes se despidió de Posadas, dejando una de sus
obras para l pinacoteca “Marcos Otaño” del MMBA “Lucas Braulio Areco”. El
artista plástico otorgó en donación su cuadro “Toritos”, que fue una de las piezas
de la exposición en la Galería de Arte.
“Cuando dono una obra a un museo u otra institución, tengo
la posibilidad de seguir viéndola, es un pedacito de mi, una huella que dejo en
el lugar” fundamentó el artista apostoleño. La obra cuenta con ilustraciones de
Joaquín Benítez; mide 122 x 87
cm y está realizada en MDF calado y pintado a mano con
impresión inkjet.
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